domingo, 6 de marzo de 2011

En mi silencio existo

   En este espacio se transcribe las lineas que yacen en las hojas de todos mis cuadernos viejos. De hecho cree este lugar intimo y personal con el firme propósito de completar aquellos renglones que he dejado a lo largo de los años, en un intento por recuperar una pasión que se apodero de mí, cuando aun era una mente infantil.
   Me refiero a mi amor por la escritura, ella en incontables ocasiones me salvo del colapso absoluto, me ayudo a sobrellevar las angustias y expresar sentimientos de amor, pasión, tristeza y furia que mi voz no tendría la osadía de pronunciar. 
   En mi silencio existía un ser del cual nacían historias y llevadas por mi instinto las plasmaba en el papel. Simplemente la imaginación se despertaba en cualquier momento, un impulso por escribir tan excitante y maravilloso... ¡buenos tiempos aquellos! Pero hace ya varios años esos instantes de mágica lucidez se hicieron cada vez menos frecuentes, entonces apareció el pánico  por perder la aptitud  que creí mi vocación toda mi vida.
    No recuerdo quien fue la persona que me dijo algo parecido a: "la escritura se hace con la practica ." Temo que no son las palabras exactas, pero continuo contándome que un escritor muy conocido, si se levantaba sin inspiración copiaba lo último que había hecho, porque escribir es una practica, una costumbre y para no perder "la muñeca" es mejor hacerlo cotidianamente.
    En cuanto estas palabras volvieron a mi memoria, las asocie de inmediato con mi forma de contestar a la pregunta: "¿Y vos que haces?." A la cual respondo con una sonrisa de orgullo y ojos iluminados:"Soy escritora." Ahora reflexionando profundamente debería agregar, soy una escritora que por una desconocida razón no  puede escribir... hoy soy solo una persona que alguna vez escribió, con tristeza debo admitirlo.  
     la decisión "quiero vivir de esto" trajo consigo el afán de perfección y profesionalismo que poco a poco, sin preverlo fui convirtiendo en una presión asfixiante. Más los saberes técnicos y la estúpida pero inevitable comparación con las grades plumas que he tenido la fortuna de leer.                                                                                                           
     Todo esto hace una confusa mezcla en mi mente impidiendo que mi imaginación fluya libre, que vuele etérea invisible en el aire, por algún motivo cuanto llego al papel esas imágenes, esa historia que se repite en mi cabeza se vuelve como un laberinto de sombras que soy incapaz de aclarar.
    Aun así estoy decidida a no dejarme vencer por el desaliento, como pregona el sabio consejo de Walt Whitman. Por eso emprendo este viaje con entusiasmo, entre mis pensamientos y ocurrencias hacia un destino desconocido, para volver a sentir que en mi silencio existo.                    
Todos los derechos reservados ©  Patricia TORRES (TRIUNFANTE)

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